"Trato de crear presencias, estructuras que habitan el espacio y lo interpelan."

En 2013 fundé mi propio taller, invirtiendo en maquinaria capaz de abordar el acero en todas sus vertientes. Este espacio se convirtió en el corazón de mi práctica, el lugar donde la imaginación toma forma y el metal se somete al proceso creativo. Años de constancia, sacrificio y aprendizaje continuo, siempre guiado por la convicción de que el arte debía ser mi camino.
Desde entonces he combinado la creación escultórica con colaboraciones como arquitecto del metal, desarrollando piezas singulares para proyectos de arquitectura contemporánea.


El porqué del acero
El acero no es solo el material que utilizo: es el núcleo de mi lenguaje artístico. Lo estudio, lo observo, lo experimento. Su resistencia, su maleabilidad, su capacidad de diálogo con la luz y el espacio hacen de él un elemento inagotable de exploración estética.
Creo en el arte como un lenguaje universal, capaz de conectar sensibilidades y despertar emociones compartidas.
Mi trabajo busca generar una experiencia emocional y física con la obra, una interacción que trascienda lo puramente visual.

Tres generaciones de acero
Pertenezco a una tradición familiar vinculada al metal. Mi abuelo, cuya imagen forma parte de mi memoria y de mi historia, me transmitió el espíritu emprendedor y la convicción de que el trabajo transforma tanto la materia como al propio creador. Soy heredero de esa relación ancestral con el acero, pero con una mirada contemporánea.

“Aunque valoro la tradición y la pureza de los oficios clásicos, me considero aire fresco dentro del sector del metal: un neoartesano del acero, con vocación y corazón de artista.”

El taller: donde la materia se convierte en obra
Mi taller es el lugar donde todo sucede. No es solo un espacio de trabajo, es el sitio donde el acero toma forma y se convierte en arte. Allí, rodeado de radiales, soldadoras, curvadoras, plegadoras, yunques, sopletes, martillos, cinceles, punzonadoras, tornos y sierras, doy vida a esculturas únicas y con carácter propio.
El taller guarda la historia de cada obra. Es el lugar donde el metal se transforma, donde cada golpe y cada soldadura construyen una pieza que no solo muestra técnica, sino también el valor de lo hecho a mano, de lo auténtico.
Cada pieza pasa por un proceso que une la imaginación, el diseño, la técnica y la fabricación. Entre chispas, calor y herramientas, cada escultura va tomando forma a su propio ritmo, sin prisas, siguiendo el tiempo que necesita cada creación.


Reconocimiento y proyección
PREMIOS Y EXPOSICIONES-
Envío Global Seguro
Cada escultura es envuelta cuidadosamente en embalajes especiales para garantizar un transporte con todas las garantías. Además te facilito el código de envío para que puedas realizar el seguimiento.
-
Certificado de Autenticidad
Firmo todas las obras a mano e incluye un Certificado de Autenticidad único y enumerado. Éste certifica mi nombre como autor, las características de la escultura así como el nombre de quien la adquiere.
-
Control de Calidad
Todas las esculturas son inspeccionadas con delicadeza y paciencia. Realizo una minuciosa visión de calidad en cada uno de mis trabajos, para que llegue a tus manos en perfecto estado.