Una colección de peanas concebidas como extensión natural de la escultura: soportes que elevan físicamente la obra y establecen un diálogo sutil con ella desde la sobriedad y la geometría.

Disponibles en diversos tamaños y acabados, se adaptan a obras figurativas o abstractas, otorgando fundamento, peso y coherencia estética a cada propuesta artística.

En la serie Seda de Acero, el acero es transformado en una materia dúctil que evoca la suavidad de la seda.

A través de esta colección, se desafía la percepción tradicional del acero —habitualmente asociado a la rigidez y la frialdad— para ser llevado a formas que sugieren ligereza, flexibilidad y movimiento. Mediante procesos de forja y plegado, el acero se deja llevar por el lenguaje de lo textil, generando ondulaciones que parecen fluir en plena serenidad.

Ofrezco un servicio de esculturas a medida en acero al carbono, inoxidable o corten, adaptado a las características del espacio y al enfoque específico de cada proyecto, tanto en interior como en exterior. Desde el primer contacto, acompaño todo el proceso, partiendo de la idea inicial hasta la entrega final.

• El trabajo comienza con una fase de diseño y conceptualización, basada en modelos existentes o propuestas nuevas desarrolladas junto al cliente.
• La producción se realiza en mi taller de 500 m² con maquinaria profesional; cada escultura se elabora artesanalmente y bajo un riguroso control de calidad.
  
• Servicio dirigido a particulares, empresas, estudios de arquitectura, diseñadores y entidades públicas, con envío especializado y certificado de autenticidad incluido.
  

Estoy aquí para ayudarte a realizar tu proyecto.

Descubre la serie Espirales: esculturas en acero de líneas fluidas, inspiradas en los elementos de la naturaleza y acabadas en gamas cromáticas que remiten al agua, al fuego, a la tierra y al aire.

El diseño parte del equilibrio entre movimiento, forma y material; una expresión formal que aporta identidad y armonía visual al espacio.

Lo primero que sentí al llegar a esta vivienda de La Azohía (Murcia), –y siempre muy atento a las necesidades y gustos de sus propietarios, algo realmente importante para mí– fue que quería mantener su clima cálido, pero había que conseguir que una pieza que destacase por sus líneas, y que esta misma pieza fuese capaz realzar todo su alrededor, y, por supuesto, siempre con lo que creo que más me destaca, que es que transmita elegancia, y todo tenga un equilibrio.